miércoles, 12 de noviembre de 2008

TESTIMONIO SEMINARISTA ORIHUELA


Mi vocación se podría decir que empezó por interés. A mí me aburría mucho estar en la misa y no me creía lo que decía el cura, pero un día estaba yo paseando en la plaza de mi pueblo y vi a dos amigos míos y les pregunté de donde venían. Ellos me dijeron que de misa y por salir de monaguillo le habían dado 2 euros. Yo como un crío que era el dinero me interesaba mucho y decidí al domingo siguiente ir a misa a hablar con el cura. El cura muy amablemente me dijo que sí que podía salir. Salí de monaguillo, ayude en una boda y me dieron dinero. A través de ahí continué yendo todos los domingos y poco a poco fui descubriendo que lo que parecía aburrido y repetitivo en el fondo no lo, era cada vez era algo distinto y cada vez asistía a misa con más entusiasmo.
El cura me dijo que fuera con él para que le ayudase a hacer una cosa, y cual fue mi asombro, que era para ayudar a los más pobres, esa gente que todo el mundo desprecia el cura le dio comida y medicinas, y lo que más me impacto es que el pueblo lo respetaba. Yo iba a la casa parroquial a catequesis y el cura me dijo que había una convivencia de monaguillos en el seminario. Yo le pregunté que era el seminario y me dijo que era el sitio donde la gente iba para estudiar para cura, pero yo le dije que no quería ser cura, el me dijo que fuera y que me divirtiera.
Fui a la convivencia y vi a jóvenes que querían ser curas, y por estar en seminario estaban felices y al igual que todos tenían sus problemas pero pese a ello seguían felices. Sentí por un momento unas ganas de entrar al seminario para ser feliz, pero no lo hice. Dejé que aquél sentimiento se enfriara y no fue a más. Pero mi cura me dijo, después de mucho de tiempo, que fuese a un campamento de monaguillos, yo no quería porque eran las fiestas de mi pueblo tenía a mis amigos y amigas y no quería ir, pero fui.
En el campamento me divertí mucho pero no me sugería nada para entrar al seminario. Pero una tarde vino unos curas a confesar, y por primera vez me di cuenta de una cosa, que las cosas de la vida pasarán tarde o temprano, pero Dios sigue ahí día a día diciéndonos que nos quiere y que nunca se va a ir. Yo me quedé pensando y meditando esa frase y descubrí que lo mío era ser cura. Este año es mi segundo en el seminario y soy el chaval más feliz del mundo.
Francisco Manuel Faura Sánchez, 1º de Bachiller

No hay comentarios: