martes, 26 de agosto de 2008

SONIA, UNA MUCHACHA QUE DEJÓ HUELLA


Con este título se ha publicado la tercera edición de la biografía de Sonia Díaz Parga, una jóven cristiana que murió el 28 de julio de 1987 víctima de un accidente de circulación, cuando se dirigía a ganar el Jubileo de la Vírgen del Pilar. La autora de la biografía es Sor Mª Teresa de Jesús Alonso y el prólogo a la tercera edición lo ha escrito el cardenal Martínez Sistach.
Junio 2008


"SONIA, UNA MUCHACHAQUE HA DEJADO HUELLA"


Se llamaba Sonia. Tenía quince años y medio cuando encontró a Dios, en el camino de su vida. Hasta entonces había vivido a medias su fé. Era una chica de tantas. Y al lado del Sagrario las dos miradas- la de Jesús y la de Sonia- se cruzaron de una manera misteriosa. Una nueva luz iluminó su alma y su corazón vibró más fuerte que nunca. Ella ya sabía lo que significaba amar; pero desconocía totalmente la inmensa riqueza del amor de Dios.Desde el dia de su conversión (30 de Abril de 1986- Pascua de Resurrección), la vida de Sonia fue distinta. Estaba contenta y alegre, pero una gran paz, hasta entonces ignorada, llenaba su alma y un amor puro y transparente ahogaba el vacío de lo rastrero y egoísta. A partir de entonces, la amistad con Dios no se quebró nunca. La vivió en lo más hondo de su conciencia, allí donde no llega nadie, donde lo íntimo se confunde con lo secretio porque los ojos humanos no aciertan a descubrir las realidades recónditas del corazón humano.Los que la conocían de antes la vieron entonces mucho más sonriente, más feliz, más servicial, más piadosa, más serena. Pero en realidad desconocían lo que pasaba en su interior. Sonia sabía que la santidad consiste esencialmente en cumplir en todo y siempre, dia tras dia, la voluntad de Dios. Aprendió muy bien aquella lección de Jesús cuando dijop de si mismo que había venido al mundo para cumplir la voluntad del Padre. Sonia, desde su conversión, lo practicó con sencillez, con naturalidad, sin darle importancia. Porque lo único que deseaba era que Dios lo viera. Poco le importaban las miradas y las opiniones de los demás. Supo vivir oculta y escondida. Como esas flores de bellos colores, que lucen sus corolas en un prado perdido en la alta montaña ¡solo Dios las ve! la vida de Sonia pasó inadvertida. Fue una joven como las otras, aunque los que la trataban adivinaban que algo grande pasaba en su alma. Las jóvenes superficiales no despiertan ningún interés. Son las profundas las que llaman la atención de quienes viven cerca de ellas. Porque sus ojos son claros y su sonrisa amable y su palabra ardiente y su presencia siembra a su alrededor paz y alegria.

PRÓLOGO NARCIS JUBANY.Cardenal-Arquebisbe de Barcelona. 1 Enero 1990.

SI DESEAS ADQUIRIR EL LIBRO: "SONIA: UNA MUCHACHA QUE DEJÓ HUELLA". PINCHA SOBRE LA FOTO DEL LIBRO.



No hay comentarios: